BANDA CONFORMADA POR LOS NIÑOS DE LA FUNDACIÓN DON BOSCO- MÉRIDA 2018
domingo, 22 de abril de 2018
En Marco de los 35 años
En Nuestros 35 años
Hola un saludo especial para todos. Este Blog pretende mostrar el trabajo diario de nuestra Fundación Don Bosco, que ya este año cumple 35 años de su fundación. Fue diseñado con la intención de unir nuestros Bienhechores, Amigos, Familias, Participantes y todos aquellos que de alguna manera hacen vida en torno a nuestro hogar. lo dedicamos especialmente a todo la Familia Salesiana como homenaje a la obra de Don Bosco.
¿Quiénes
somos?
Somos una Asociación Civil sin fines de lucro que desde 1981 quedo
registrada en la oficina subalterna de Mérida como FUNDACIÓN DON
BOSCO. Mérida. Desarrollamos una acción educativa y pastoral de
solidaridad y prevención a favor de niños y adolescentes que viven en
circunstancias especialmente difíciles debido a su exclusión social,
ofreciéndoles Casa, Educación integral humana y cristiana, formación para el
trabajo; apuntando a una gradual inserción en su familia y en la sociedad.
Nuestra Historia
…¡de la idea a la realidad!…
Un buen día, sin
saber cómo, alquilamos una casa
Emilia era la única
mayor de edad, fue ella la primera en firmar papeles legales de la Fundación,
ese contrato de alquiler de una casa de familia ubicada en la calle 16 entre av
1 y 2 del centro de la ciudad. Llevamos a vivir unos niñitos y llamamos a
las señoras conocidas, amigas de nuestras mamás y representantes caritativas
del Colegio, les planteamos nuestro deseo de formar una comunidad, y ellas
dándonos su confianza y ayuda sin pedir explicación, apoyaron este deseo. “La
mano de Dios” estaba presente, nos dieron el dinero para alquilar el
inmueble, lencería, comida, sillas, camas, “peroles” y en un abrir y
cerrar de ojos, un 8 de Diciembre de 1981 nació “la Fundación Don Bosco”.
7 muchachas: Emilia, Mayra, Zully, Cuya, Alba, Mayela, Yaneth…7 niños Manuel,
Enrique, Luis, Leonel, William, Nixon, Oswaldo…en una empresa que podría ser mayor
a nuestro alcance y a nuestra edad, pero menor a nuestros deseos y a
nuestra capacidad de lucha.
Fueron pasando los
días y la convivencia se hacía muy agradable, era un orgullo poder debutar en
las actividades de los adultos: hacer mercado, pagar recibos, buscar citas
médicas, levantarse temprano, hacer la comida, lavar ropa, representar a los
niños en las escuelas, firmar contratos de arrendamientos, abrir cuenta en el
banco, registrar la Fundación, en fin, todo los deberes y obligaciones propios
de esta empresa y de un hogar grande, que compartíamos entre todas, hasta el
dinero que ganábamos en nuestros trabajos, se ponía en común para sufragar las
necesidades de todas las que no trabajaban todavía, aparte de las labores
comunes de un hogar, hacíamos dulces, cantábamos misas, madrugábamos para
vender en el mercado “Jacinto plaza” objetos a consignación y alguna que otra
manualidad para conseguir más dinero para la manutención de la Fundación, si
mal no recuerdo en un mercado para la semana gastábamos alrededor de 80 Bs.
Correspondía hacerlo a Alba y a Zully, todos los sábados tempranito se dirigían
a la Av. 2 Lora al antiguo mercado principal en el que gozábamos de popularidad
en algunos puestos porque conocían nuestra labor, los vendedores nos regalaban
ñapas, y el abasto en donde los “señores Molina” (Abundio y Felix) dueños
del negocio, quienes además de atendernos con gran disposición nos hacían las
mejores rebajas para que lográramos llevar lo suficiente, al terminar el
recorrido Juan (Molina también) nos llevaba el mercado en su camioneta y de
paso nos daba la cola.
Durante el camino
andado en nuestra adolescencia fuimos recogiendo semillas que luego decidimos
regar por la senda, para que un día con buen abono y lluvia generosa diera sus
frutos… en ese camino hubo quienes nos acompañaron solo por algún tiempo, para
después dedicarse con el mismo esmero a sus trabajos y hogares, fue entonces
cuando Albita se casó, Mayela siguió sus estudios, Yaneth se dedicó a su
familia y Cuya se fue a Caracas para seguir con su carrera y profesionalización
de médico. Así mismo hubo quienes se sumaran a nuestra obra Natty, hermana de
Mayela quien decidió acompañarnos ofreciendo sus manos y su corazón para
el trabajo en la casa hogar. Así quedó conformado el grupo fundador, la gente
nos llamaba las 4 muchachas: Mayra, Emilia, Natty y Zully. Es gracioso pero han
pasado los años, nuestros cabellos lo delatan y aún para nuestros allegados y
amigos seguimos siendo “las muchachas”, pero queremos pasar del protagonismo a
papeles de reparto y dejar en manos de otros que han acogido con el mismo
entusiasmo esta obra, y de hacer honor también a esos valientes que están al
frente de nuestros muchachos.
Yarima la primera
Directora, Fany también con una misión dura pero muy necesaria, la
administradora; Kenia una gestora incansable, Gladys, Ligia, Margory Roger,
Ely, Noris, Wilmer, Yoleyda, la señora Mariela, Frederic Lobera Cesar y Noris
que seguros estamos, nos acompañan desde el cielo, Yuraima, Nilson, Margory,
Marcos, Nancy Catanaima, Irlanda, y algunos otros de los cuales se me pueden
escapar en este momento sus nombres para los cuales vaya nuestro agradecimiento
y reconocimiento porque dejaron sus huellas en la fundación.
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